Si tú me preguntabas a mis quince años de edad qué quería estudiar, sin dudarlo te iba a decir que Administración de Empresas y con firmeza te decía que quería estudiar becada por el deporte en Estados Unidos.
¿Cómo empezó todo?
Desde chica fui una niña muy activa, lo que me hacia ideal para cualquier tipo de deporte. Sobre los once años, por cosas del destino en el colegio donde estudiaba, una amiga muy cercana me recomendó tomar clases extras de tenis con ella- clases opcionales deportivas que ofrecía el colegio.
Jamás hubiera imaginado que ese sería de los mejores consejos que me darían en mi vida.
Para sorpresa de mi padre, quien siempre fue un gran seguidor del tenis, no dudo un instante en pagarme aquellas clases. En menos de seis meses de haberme iniciado en el tenis, había pedido que me pasaran a la jornada de la tarde para entrenar dos veces por semana. Después de un año ya estaba en el grupo de alto rendimiento entrenando de martes a domingo.
Luego me interesó competir, jugar los torneos locales a nivel Bogotá, para luego aventurarme a los torneos nacionales en varias ciudades de Colombia.
Así fue como empezó todo.
Al terminar el colegio agarraba mi maleta, mis tenis, mi raqueta y me iba a darle a la pelota. Luego de entrenar, en la noche, llegaba a casa a hacer tareas – la condición de mis padres para seguir jugando era cumplir con el colegio – descansar, madrugar y nuevamente asistir al colegio.
Mis días se volvieron estudiar, entrenar, fines de semana competir, viajes a diferentes torneos en el país y así a lo largo de toda mi juventud. No fue una adolescencia convencional. Mientras muchos de mis amigos del colegio salían de fiestas, se reunian después de clases o hacían otras actividades, yo solía estar en una cancha de arcilla pegándole a una pelota de tenis.
Fue una juventud de mucha disciplina, de competencia, de triunfos, de derrotas, de sacrificios, de frustraciones, de tristezas y de alegrías. Mi calendario era agotar y exigente.
Para los que no lo saben, el tenis es un deporte que normalmente se empieza a jugar desde muy pequeños, desde los cinco/siete años de edad. Fundamental empezar a temprana edad, porque como todo en la vida, entre más pronto empieces, mayores experiencias o fogueo podrás acumular.
Yo, rompiendo varios pronósticos, empecé tarde. Aun así en un corto tiempo empezaron a llegar los buenos resultados. En promedio lograba llegar a cuartos de final de los torneos nacionales y de vez en cuando me lograba meter en una semifinal, final de dobles o clasificar a los Circuito Élite (algo así como los Grand Slams) donde solo las mejores 16 tenistas del país competían.
Empieza el sueño de estudiar becada por el deporte
Fue justamente estando en un torneo de tenis donde el sueño de estudiar becada por el deporte entró en mi mente.
Aún recuerdo el día. Estaba en un torneo nacional en el Club Serrezuela en Cundinamarca, cuando conocí unos asesores de College Prospects of America. Ellos habían venido desde Estados Unidos para hablar de las oportunidades que se tenían para estudiar becada por jugar tenis en ese país.
Para mí, en ese momento, era algo desconocido, irreal, inimaginable; nunca antes había escuchado de esto.
Sin embargo, me sembraron la semilla de la curiosidad. Y ese mismo día solicité una cita con esta empresa para que me explicaran cómo funcionaba aquello de las becas deportivas.
Era simple.
La universidades de Estados Unidos buscan los mejores deportistas a nivel mundial para brindarles la oportunidad de estudiar una carrera universitaria -en muchos casos completamente gratis -mientras entrenan y compiten a un muy alto nivel.
Depende de la universidad y del nivel del jugador, las becas incluían:
- La matricula académica.
- Vivienda
- Alimentación
- Libros
- Viajes a torneos
- Implementos deportivos
Grandes patrocinadores como son Gatorade, Nike, Powerade-Coca-Cola, Babolat, Wilson brindaban implementos deportivos a muchas de las universidades. Adicionalmente se estaría compitiendo constantemente, lo que quiere decir que continuamente se estaría viajando. Los desplazamientos, alimentación y hoteles durante los torneos estarían totalmente cubiertos.
En pocas palabras: un sueño.
Al terminar aquella reunión supe que haría lo que fuera necesario por ser una de las elegidas.
No solo me ilusionaba el poder seguir jugando tenis mientras estudiaba, también sabia que quería viajar, perfeccionar mi ingles y tener la posibilidad de sacar un titulo de una universidad norte americana.
¿Qué necesitaba para lograr la beca?
Luego de asesorarme bien, entendí que para llegar a Estados Unidos tenia que tener tres cosas: nivel académico, nivel deportivo y nivel de inglés.
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Nivel deportivo
Se necesitaba tener una hoja deportiva sobresaliente, donde se destacaran participación y resultados en torneos relevantes, ranking nacional, ranking ITF Junior (ranking a nivel internacional). Por otra parte, realizar un video tanto en entrenamiento como en competencia donde se muestran las fortalezas, debilidades y en si todas las aptitudes deportivas.
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Nivel académico
Como su nombre lo indica, correspondía a tener un buen expediente académico, un buen promedio en el bachillerato o lo que en Estados Unidos se denomina GPA.
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Nivel de inglés
Presentar dos exámenes en inglés el SAT y TOEFL y aprobarlos de acuerdo a los puntajes solicitados por las universidades. Entre mejor fuera la universidad, más alto establecían el puntaje mínimo de ingreso.
- El SAT (Scholastic Aptitude Test), es el test de admisión a las universidades de Estados Unidos. Este examen analiza las aptitudes de compresión de lectura, escritura y matemáticas. Cada sección cuenta con 800 puntos, para un total de 2.400. Es un examen que se debe estudiar y preparar porque al contrario de muchos, cada respuesta incorrecta resta puntos y el tiempo por sección es muy limitado. La mayoría de las universidades tienen en cuenta la suma de dos secciones: compresión de lectura y matemáticas, estableciendo como puntaje mínimo de ingreso 820 puntos.
- TOEFL ( Test of English as Foreign Language) es una prueba para evaluar el dominio del inglés. Está dividido en cuatro secciones: comprensión de lectura, escritura, escucha y habla. Cada sección equivale a 30 puntos para un total de 120. Dependiendo la universidad se solicita como mínimo un resultado de 61 puntos.
Aunque mi nivel de inglés para aquel entonces era aceptable, no era garantía de pasar estos dos exámenes, así que tuve que prepararme.
También era importante la hoja de vida deportiva, resultados, ranking nacional e internacional. Entre más factores estuvieran a favor, mayor serían los porcentajes de becas.
Una vez logré obtener los resultados académicos, de inglés, se elaboró un buen video, el siguiente paso fue enviar el expediente a cuantas universidades fuera posible.
Luego, negociar con los entrenadores las diferentes becas que ofrecían. Dependiendo el tamaño de la universidad, ubicación y la división para la que jueguen, las ofertas económicas variaban. De allí que algunas ofrecían el porcentaje de beca entre el 50%, el 80 %, teniendo en cuenta que los precios promedios de las universidades rondan los 35.000 y 50.000 dólares anuales.
En conclusión
Se necesitaba tener una variable de cosas a favor para conseguir una beca deportiva en Estados Unidos:
- Tener una hoja de vida competitiva con buenos resultados en torneos importantes.
- Tener aprobados los exámenes SAT y TOEFL.
- Un GPA (promedio académico) sobresaliente.
- Un video mostrando las aptitudes del deporte (entrenando y en competencia)
- La perseverancia de enviar el curriculum a muchas muchas muchas universidades.
- Entrevistas por teléfono con los entrenadores de las universidades para negociar las condiciones de las becas.
Es un proceso largo que puede tardar entre uno o dos años y que requiere paciencia y perseverancia.
En mi caso no fue un camino fácil. Es más, la primera vez que presenté el SAT no obtuve la nota deseada. Esto me obligó a contratar clases particulares con un profesor especializado en este examen para obtener el mínimo requerido que me exigía mi universidad. Mi segundo intento fue el vencido 🙂
Por otro lado, el tener una hoja deportiva llamativa requería participar y obtener buenos resultados en torneos reconocidos como eran los Torneos Nacionales de Tennis en Colombia, Circuitos Élite, los ITF Junior y una que otra participación en un torneo de WTA.
No era solo la exigencia de entrenar y competir constantemente; sino el esfuerzo económico que conlleva participar en dichos torneos por temas de inscripción, desplazamiento y alimentación.
Ahora que lo veo en perspectiva y, aunque fue un camino lleno de esfuerzos y sacrificios, todo valió la pena.
Finalmente, en agosto del 2008 tomaba un vuelo que me llevaría a cumplir mi sueño de estudiar Business Administration & Accounting becada al 100% en una universidad de Estados Unidos y competir en la NCAA Div 1.

Jugando tenis becada en Estados Unidos
Si te gusto este post y quieres saber más de cómo es la vida de un deportista en Estados Unidos no te pierdas mi siguiente entrada que hablaré en más detalle.